El Jet Star de Planeta J
El día, desde sus primeros minutos, es muy emocionante. El nervio se me agarra al aparato digestivo y la comida cumple una función meramente utilitaria. Siempre es así cuando estoy excitado ante un acontecimiento como éste. La experiencia acompañado es una gozada. Cuando voy solo, es íntima, más intensa, más mía y sólo mía. Lo peor es la cola de entrada. Lo mejor estar ya colocado, en un buen sitio. Buena visibilidad. Centrado a ser posible. En ese momento ya me empiezo a relajar. Observo a la gente alrededor... muchos amigos que se sonríen. Intuyo que de los que vienen a lo que vienen, el 80% está comentando lo buena que es su última obra. Comienzo mi análisis: una batería... unos teclados... bajo... dos guitarras... un par de micros sueltos... ¿traen coros? ¿será para un saxo? Y la pregunta, la GRAN pregunta: ¿Con qué canción van a empezar?. Se apagan las luces... y con todos mis sentidos dirigidos hacia el escenario se me escapa una sonrisa que dice: "Ya estamos aquí. Tú y yo. A ver qué es lo que haces en esta hora y media ojalá que sean dos". Y empiezan a salir los músicos... ¿Cómo son? ¿Cómo van vestidos? ¿Lleva barba? ¿Sonríe? ¡Efectivamente traen saxo!... Y lo que viene siendo habitual en los últimos a los que he ido, lejos de una cortina que comienza a iluminarse proyectando siluetas mientras suenan los primero golpes de batería o el primer riff de guitarra, mucho más directo... el músico se enfunda su guitarra, posiciona el micro, mira al público, y en un español aprendido cinco minutos antes suelta: "¿Qué tal Madrid?" Y despegamos. Comienza el viaje por un planeta nuevo, distinto a todos, repleto de colores, algunos familiares y otros que ni puta idea de que existían. Un Jet Star de emociones. Y no quiero perderme detalle... porque es imparable y es belleza pura. Hora y media, dos horas, disfrutando como una perra. Y siempre, siempre, siempre, como cuando tenía catorce años y fui a ver a Bon Jovi, siempre, siempre... me quedo al final, cuando ya la música que suena es un disco a menor volumen, la mirada fija en las lucecitas de los amplis, rezando: "que salgan otra vez, que salgan otra vez, que salgan otra vez..." En fin... para mí, nada como un concierto.
Este viernes Planeta D, Planeta M y yo, planeta J, iremos a la Riviera a ver a Yann Tiersen. Empiezo a notar el cosquilleo.
3 comentarios
Planeta J -
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Planeta G -
Por cierto, ¿no debía entrar un post así en la categoría de espectáculos?